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sábado, 10 de marzo de 2012

Lagon


Santiago “ojos de muerto” es una persona normal con una vida normal. Ama, crece y vive como cualquier otro, y no tiene nada que lo haga especial. Es más, su carácter tímido e introvertido y falta de confianza y ambición le hace ser casi como una sombra de la sociedad.
Por otro lado, un hombre se despierta desorientado y solo en mitad de una tierra yerma y en ruinas que se cae a pedazos. No sabe por que esta allí, pero lo que sí sabe es que lo que esta presenciando es el fin del mundo.
¿Cuál es la relación entre estos dos escenarios tan dispares? ¿Qué o quién es Lagon? 


Esta es la primera y única novela que tengo terminada a fecha de hoy, y aún así, la clasificación como novela es algo digno de poner en duda. A medio camino entre la novela y el relato corto, esta pequeña obra experimental finalizada hará un par de años tiene el honor de ser mi primera historia "no breve" terminada. Lagon nació como uno de mis muchos relatos cortos. Un experimento de estilismo literario dejando fluir las posibilidades de la narrativa.
No puedo evitar pensar en Vladimir Nabokov (autor de Lolita) y en Paulo Coelho (y su genial "El alquimista") como las principales fuentes de influencia de esta obra. Para quienes hayan leído Lolita y sepan un poco de la historia de este libro, sabrán que a Nabokov le vino la inspiración de esta joya de la literatura erótica leyendo un articulo de periódico sobre un mono de un zoo que había sido capaz de dibujar los barrotes de su celda. Son curiosos los mecanismos que despiertan nuestra imaginación hacía temas tan dispares. En mi caso algo similar ocurrió aquí, naciendo Lagon en mitad de una exposición universitaria acerca del mecanismo de alimentación de los moluscos. Pero no sería hasta años después, que aquella idea nacida sobre el papel encontraría un motivo digno para desarrollar toda una historia digna de ser contada. Tengo que agradecerle esto a una persona con la que tristemente largo tiempo he perdido el contacto, de primer nombre Ana Elena, que entre unas cuantas copas de más, en una playa del sur de Francia hará unos años, en una conversación de madrugada me dio el ingrediente que faltaba para disparar la historia hasta su desenlace. No dejan de ser cuanto menos curiosas estas fuentes de inspiración.

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